Empezando el año con un post bien triste jajsjsjs AWEBO, QUE NO SE PIERDAN LAS COSTUMBRES. Espero que hayan pasado unas fiestas lindas y hayan descansado y se hayan puesto como placa de camión -hasta atrás-
Ayer estaba en tuiter y leí algo sobre cómo ayudar a la gente con depresión, un hilo. En uno de los tuits decía algo como "aceptarnos como somos" y yo compartí una opinión hablando sobre lo que he perdido con la depresión con la que he vivido casi toda mi vida -amistades, romances, trabajos, etc.,-
Me impactó tanto ese hilo que estuve dándole vueltas al tema, pese a que me arrepentí de haber tuiteado aquello casi cuando lo envié. No es un tema del que me guste hablar, de hecho, evito bastante pensar en ello, lo más que puedo. Es como una enredadera venenosa que crece en las paredes de mi ser, de mi vida, se enreda la depresión, me envenena, fractura la estructura, me vuelve frágil, quebradiza, a sólo un temblor mínimo para desbaratarme, derrumbarme.
Pensé en todas las amistades que con el tiempo me ghostearon porque no pude seguirles el paso. Las amistades que dejaron de llamarme, los romances que dejaron de escribirme.
Es increíblemente deprimente paradójicamente pero lo entiendo, siempre lo he entendido.
Sé que soy una persona difícil, y hundida en la depresión soy una persona incluso más difícil de querer.
Estoy limitada a muchas cosas. Al dinero, a mi carácter, a mis ganas, a mi neurodivergencia, a mi contexto, a mi depresión.
Contrario a lo que mucha gente parece creer, la depresión no es únicamente triste. A veces es vacío, es apatía, es mal humor. A veces es como estar llenx en un restaurante pero con el dolor del hambre distrayéndote a cada momento, pero estás satisfechx, si comes más vas a vomitar, temes, pero te duele la panza porque sabes que no has comido nada en todo el día, pero el olor a la comida te da asco, es demasiado...
Medio detonante esa explicación, ya sé, es la única manera en que se me ocurre ejemplificar esto.
A veces me levanto con el sol radiante en mis pensamientos, mi cuerpo funciona bien, mi humor está en su estado natural, y puedo hacer todo lo que tengo que hacer. A veces levantarme de la cama supone el mismo esfuerzo que correr un maratón. A veces me siento tan cansada, tan débil, tan abrumada, que tengo que decidir entre comer o bañarme y ustedes bien saben que no puedo dormir si no me baño con agua hirviendo. La decisión está tomada, entonces.
Por ahí de agosto una de mis amigas más cercanas me contó que estaba próxima a casarse, que iba a ser en diciembre. Me emocioné mucho por ella, claro. Luego en septiembre me volvió a escribir para darme más detalles y me preguntó que si quería y podía ser su dama de honor. ¿Yo? ¿La que llevaba varios meses aplazando nuestras citas, las llamadas y que tardaba horas en contestar? Nunca puse en tela de juicio mi amistad con ella, de mi parte quiero decir. Ella siempre ha sido leal, considerada, la persona más generosa que conozco, pero yo no he sido una buena amiga desde hace un par de años. ¿Todavía quería que fuera su dama de honor, en uno de los días más importantes de su vida?
Me paniqueé. No podía serlo. Quería serlo, pero no podía darle seguridad de nada. Había estado recluida en una cueva de vergüenza, alcoholismo y oscuridad, sólo salía de tanto en tanto porque era arrastrada y de todas maneras estaba segura que terminé avergonzando o incomodando a aquellxs quienes se atrevieron a incluirme en algo.
Le dije la verdad, era lo único que podía ofrecerle. Y esperé, temerosa. Pensé que este sería el fin de mi amistad con ella, como el resto de amistades que había perdido en los últimos meses, años.
Ella se daría cuenta de que no soy suficiente, que no valía la pena, y me mandaría a la verga. Y si eso pasaba, yo lo tenía bien merecido porque todo lo anterior era verdad.
Para mi sorpresa, reafirmó su cariño y amistad hacia mí y lo entendió y omg *llora de sólo acordarse*
TENGO LA SEGURIDAD Y TÚ TAMBIÉN, LECTORX, QUE CUALQUIERA QUE HUBIERA DECLINADO TAN DISTINGUIDO HONOR SE CONVERTIRÍA EN UNA PARIA, UNA MALA AMIGA, LO PEOR DE ESTE MUNDO Y SERÍA UNA DECISIÓN IMPERDONABLE
Pero yo fui perdonada, o más bien, no se me perdonó nada porque ella no me dio margen de disculparme. Lo entendió. Se ofreció a apoyarme, a escucharme, a ayudarme, a visitarme, a lo que fuera que estuviera necesitando en ese momento.
He perdido a amistades muy importantes para mí por menos que eso, así que agradezco a quiénes se han mantenido generosxs, leales y sobre todo: compasivxs conmigo. Quizás es más de lo que merezco pero les aseguro que se los compensaré <3
Al final, las cosas que perdemos en la depresión nos enseñan a ver quién de verdad está, pese a todo. Y en este punto de mi vida, estoy agradecida de saberme acompañada por quiénes me acompañan.
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