No pienso mucho en el tema porque sé que si lo hago me iré, de lleno y sin frenos, por un tobogán de trauma y odio. Autodesprecio también.
Lo que deben saber es que no sé en qué momento me volví consciente de que era diferente. "Diferente", DIFERENTE. DIFERENTE.
Sólo sé que la primera vez que lo escuché en bocas ajenas, me llamaron "marimacha". No entendí la palabra, supuse que se trataba de alguien indeseable, alguien molesto, alguien roto, descompuesto, que no cabe, que no es lo que debe ser.
Nunca se lo dije a nadie, y lo volví a escuchar, y escuché otras cosas. "Lencha", "machorra", "jota". Los oía a mi alrededor, a veces apuntando a mi espalda, a veces de los labios de mis amigas, refiriéndose a alguien más. Tenía catorce años, era mi segunda secundaria y en algún momento de ese despertar por el que todo el mundo pasa, me di cuenta de que no era como los demás. Era diferente, en el peor de los sentidos. No sólo por mi orientación, también por cómo me veía a mí misma, cómo concebía mi identidad. Y me esforcé y me maquillé, y hablé de muchachos, y me conseguí un noviecito, y me escondí, escondí esas partes de mí que sabía que harían que el mundo a mi alrededor se volviera desagradable, violento. Y vestí de rosa, y usé bolsas, y dejé que un muchacho de mi edad se colgara de mí y apreté la quijada cuando estaba con mis amistades: No, ellos no debían saber. Nadie debía saber.
Y no les voy a mentir, a veces todavía tengo pesadillas con esa parte de mi vida. Todo el autodesprecio, todo el miedo, toda la vergüenza... Ahora hablo de eso sin mucho pudor, abiertamente con quién haga preguntas de buena voluntad, pero todavía siento vergüenza. Todavía me da vergüenza ser lo que soy, todavía me da vergüenza reconocerlo, todavía, a veces, prefiero esconderlo, no hablarlo, obviarlo.
Ha sido un trabajo constante, por supuesto, estoy segura que mucha otra gente queer se identificará con lo que estoy escribiendo: No es siempre, la confianza viene y va. Depende también de los lugares, la gente. Por instinto de supervivencia me callo, por enojo lo grito, por temor lo evito, por orgullo me pinto de colores.
El miedo no se va, nunca se va.
Cursaba el segundo semestre de la carrera cuando una compañera me alcanzó en el pasillo, de noche. Me preguntó, dudosa, si me iba a conectar en facebook ese mismo día. Le dije que sí, supongo, no entendía a qué venía su pregunta.. Ella pareció aliviada y dijo: "bueno, entonces te escribo".
Me escribió esa noche, me preguntó que si me gustaban las mujeres.
¿Me gustan las mujeres?
Bueno, una de mis amigas me dijo a mí y a mi entonces mejor amiga que si alguna de las dos fuera hombre seríamos la pareja perfecta. En ese momento me pareció de lo más lesbofóbico, porque a mí mi no me importaba si ella o cualquier persona que me gustara fuera o no mujer.
¿Pero me gustan?
Bueno, supongo que sí. Tenía novia entonces. Una chica a la que conocí, muy bonita y súper interesante y además yo le gustaba. Y ella era súper amable, y súper romántica y súper linda y a mí me encantaba.
¿Pero sí te gustan, Mariana? Porque yo no te juzgo, ¿eh? mi hermana es lesbiana.
Pero yo no soy lesbiana, le dije. Lo sé, estoy segura que he sentido cosas intensas y profundas por hombres... Al menos creo que sí. He tenido el mismo póster de los Jonas Brothers por diez años, estoy segura que hay algo de ellos que me atrae, entonces...
Y luego, no sólo mi compañera, otra gente a mi alrededor comenzó a hacerme preguntas.
El novio del mejor amigo de la chica que me gustaba y a la que visitaba en Guanajuato me preguntó esa vez en ese bar, de madrugada.
¿Cuánto tiempo llevas con Ale?
Uy, no, no, mi relación con ella no es así...
¿Pero quieres que sea así?
Bueno, ¡Claro! Ella es muy bonita y muy interesante y siento una electricidad bien interesante cuando me toca y... Pero igual podría ser el mezcal.
Pero me gusta él, ese muchacho de la prepa, de verdad. Lloré cuando él se consiguió una novia y no fui yo. También me gusta ella, la chica de internet, ¡Es tan encantadora! y el mimors... Él es ella y ella es él y es fascinante, porque nunca había amado tanto a alguien, a estos extremos, tan profundos y destructivos, ¡Fui hasta la ciudad de México por él! y a veces sueño con mi ex noviecito, y a veces me enamoro de muchachas en internet y a veces me pregunto por qué a la gente le importa tanto el género y...
Y me miro al espejo y sé que lo que veo no es lo que me dicen que soy.
"Mariana se está haciendo una señorita", ugh, decirle algo así a alguien a los catorce años debería ser UN CRIMEN, pero además aportó mucho a mi... ¿Distancia? Con respecto a mi género asignado.
Nunca me he pensado como una mujer, ni una señorita, ni nada similar. Sí, claro, me refiero a mí misma como una chica tanto como me referiría a mi misma como una amenaza y una pendeja.
¿Soy una mujer?
Soy una escritora, eso ténganlo por seguro. Sí, estoy hecha de historias.
¿Ovarios, útero, vagina, maquillaje, rol pasivo, princesa en apuros?
Mmmm, más bien me gusta el fourloko y la música de Maneskin y las novelas de horror y soy bastante histriónica en realidad.
Me gusta la A, es mi vocal favorita. Si fuera hombre, me referiría a mí misma como una ellA. ¡Viva la A, las demás vocales son unas pendejas!
Los vestidos me ponen nerviosa, todo lo referido a la feminidad siempre me repelió. Me atraía, por supuesto, como para besuquearme a alguien con lápiz labial y tacones, no como para yo usarlos.
Aprendí a usar el maquillaje como una manera de expresarme. ¡Me gusta usar el delineador negro y lápiz labial rojo porque soy una escritora maldita, el personaje principal de mi tragedia más importante!
Pero rellenando formularios, usando baños, que la gente se dirija a mí... Ugh, ¿Podrían no pensar en mis genitales cuando me hablan? Gracias.
Tengo veintiocho años y pienso constantemente en matarme. Pienso constantemente en el mucho alivio que no existir me supondría. ¿La gente a mi alrededor sufriría? Ojalá no, pero eso ya no lo controlo -lol-
Pienso en el autodesprecio que siento hacia mi persona, pienso en el auto-odio que se me fue inyectado. Desde las clases de catecismo, la secundaria y las opiniones de mis amistades.
No soy normal, no importa cuántas noches me he dormido llorando y suplicándole a dios que me haga normal. No lo soy, nunca lo voy a ser y ésa siempre será mi cruz: Ser diferente en un mundo todo igual.
Soy el "marimacha" que me dijeron en la primaria. Soy el "machorra" que escuché de mis amigas cuando hablaban de otras chicas que les caían mal. Soy el "desviada" que me gritaron cuando iba a mi primera marcha LGBTQIAP+ cuando tenía veinticuatro años. Soy el "¿Eres medio lesbiana?" en ese bar de la ciudad de México. Soy el "me vas a dejar por un hombre" que me dijo mi ex novia cuando me mandó al diablo. Soy el "No entiendo" que me dijo el muchacho de tinder. Soy el "nadie se voltea tan fácil" que me dijeron en ese taller de escritura creativa.
Soy el "eres hombre" en internet. Soy el "pinche indecisa, no existes" de internet. Soy ella, soy él, soy elle.
Soy el no lo suficientemente trans y no lo suficientemente cis.
Soy el no lo suficientemente lesbiana y no lo suficientemente hetero.
Soy el no lo suficientemente alorromántica y no lo suficientemente arromántica.
Soy el gris, soy la fluidez, soy el "¿?" de la gente que me conoce.
Soy la conversación incómoda con mis padres a mis 17 años. Soy la jota para mis parientes religiosos. Soy el peor cliché pansexual del mundo.
Apenas estoy aprendiendo a aceptar esas partes de mí, partes muY IMPORTANTES porque moldean mi manera de vivir y de ver el mundo.
Porque algún día podría no volver a casa debido a ellas.
Ya me cansé de odiarme, de esconderme, de sentir vergüenza. Quiero fluir como soy.
México es de los países con mayores crímenes de odio en el mundo.
Sé que si no me matan por ser pan, me van a matar por no ser cis. Si eso alguna vez llega a pasar, quiero que sepan que prefiero morirme siendo lo que soy que volver a esconderme en el clóset otro día más.
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